“El daño me permite la felicidad del dolor”. Patricia Pietrafesa
Mi grito se reprime en las paredes de mi garganta
¿Son los dedos como rojo dolor,
desparramados en mis piernas?
¿O son las sombras como garras,
clavadas en mi sanidad?
Anestesiar la sed de botellas vacías nunca es fácil
Es un septiembre que nunca llega
Es un minuto que mendiga mi tiempo
Es un reloj como arma certera
que perfora mi calma
El entierro como último llamado para volver a la realidad
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