martes, 7 de julio de 2009

Sincretismo

Unificación de objetos heterógeneos que se conjugan en una unidad.

En este lugar no es extraño ver al híbrido caminando relajado, saboteando la tranquilidad de las baldosas. Su sombra, por más grande y absorbente que sea, no hay que pensar que es la parte dominante. Por el contrario es un agregado transparente e inútil. No hay que hacerle caso o molestarse en comprenderla. Simplemente dejarla colmada en sus vibraciones, haciéndole creer que el viento ha sido hecho a su medida.
Pobre híbrido, pobre ente humano que se encuentra marcado por su sombra y las frases que hacen la historia del ayer. Las palabras están mezcladas a la perfección para relatar lo irrelatable. La constante del ser el impuro, es lo que lo marca. Como oveja negra, se aparta del rebaño luminoso y aceptado.
Estuvo acá y nadie lo vio. Se perdió en la instintiva duda que da forma a los sistemas y a las calles. Escribió en su mirada las ganas de escapar. No porque quería cumplir con la típica historieta de rebeldía. Quería deshacerse de su etiqueta, como todos los que no pertenecen. A el le tocó ser “producto de las casualidades”, o sea, el eufemismo para “no me buscaron, me tuvieron de casualidad”.
Quería creer en algo, aunque sea tener un credo de papel para poder seguir adelante y subsistir. Tener algún dogma de cartón le hubiera sido de mucha utilidad y podría incluso haberse confeccionado alas para remontar este enorme vacío. Pero no quiso continuar con esa armoniosa monotonía de sentirse único. Es que una vez llegado al punto del extremo puro, es muy difícil aguantar la pose. Se tiene que volver de inmediato al término medio.
Entonces se hizo el micro segundo que le gusta abrazar a la eternidad. No pensó, solo avanzó. Un paso, dos y listo. Ahí estaba al frente de la mismísima nada de cemento. Sobraba un paso y todavía no lo pisaba. ¿Qué se hace en ese momento previo?¿Gritar, llorar, rezar, reír?. Nada, simplemente nada. Entonces el pie avanza mientras el otro se queda retrocediendo en la caída. El viento satura los movimientos y hace que lo infinito de ese momento se vuelva nada. Aunque jamás será nada porque es un momento que dura por siempre.

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